13/9/09

Me duele el pecho.

Anoche rompió conmigo, pero a las pocas horas nos reconciliamos. Durante ese periodo A. me hizo varias preguntas. Me decía cosas del tipo: "Imagínatelo con 35 kilos más y calvo, ¿querrías seguir haciendo el amor con él?" -Sí, contesté yo. "Ahora imagínale sin piernas, con dos muñoncitos, ¿Querrías seguir haciendo el amor con él?" - Sí, volví a contestar yo. "¡Ahora imagínale con dos muñoncitos y también sin cara!".

Le interrumpí, y le contesté: "Si lo que quieres saber es si haría el amor con su alma, la respuesta es sí. Si me estás preguntando que si lo haría con 500gr de carne picada, es no."

Llegamos a la conclusión de que no había escapatoria, era amor, y había que recuperarlo.

Después de reconciliarnos telefónicamente, me dijo que quería verme mañana, que necesitaba abrazarme. Lloré de la emoción.

Fui a recogerle a la estación de Renfe. Le llamé para decirle que estaba en camino, y llegué un poco tarde (me puse colonia y todo). Iba tembloroso, pero esperanzado. No sabía cómo estaría él. Estaba raro. Llegamos al parking de casa y le besé. Bajamos del coche y le abracé. Estuvimos (o quizás sólo estuve) muy cariñoso toda la tarde hasta que subimos a casa. Había venido a decirme que solucionemos esto.

Primero había tres opciones. Seguir con la relación, dejarnos un tiempo, o cortar definitivamente. Horrorizado, opté por cualquiera de las dos primeras, de repente la primera ya no era una opción, y en algún momento que no recuerdo también desapareció la segunda, llevándose consigo mi mundo, mi universo.

Creo que no puedo decir nada más. Tampoco me hice a la idea de que no volveré a verlo, abrazarlo, o besarlo. No creo que sea el momento. No creo conseguir eso. Ni si quiera sé si quiero.

La primera vez que me dejó fue con una canción. Creo que es, si cabe, más apropiada ahora.

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