11/5/10

Nominas

Al fin me arreglaron la última nómina. ¡Más que feliz ando con la cuantía! Sin embargo la semana pasada, quizás con la cabeza mal presurizada, tuve varios sueños repetitivos en los que estaba sentado en mi asiento trasero (que es el asiento que me gusta porque no estoy expuesto), pero en plena carrera de despegue todo era fuego y llantos y sin embargo nadie se moría. Todo estaba teñido de rojo pero es como que el tiempo estaba detenido.

Para colmo, al despertar me encontré de nuevo en los medios el asunto del Spanair que se estrelló en barajas hace un par de años. Es tontería pensar que te pueda pasar lo mismo, pero por otro lado de alguna cosa tengo que morir (presumiblemente antes de que pasen 50 años más) y si me dejan elegir, preferiría que fuera por accidente fortuito a morir tras larga enfermedad.



El otro día compré un cargador para móviles-cámaras-psps-mp3-iPhones solar en mi eterno afán de coleccionar la mayor cantidad de gadgets inútiles del planeta tierra. Pensé: "¡La de luz que voy a ahorrar!". Pues no, por lo que parece tarda seis horas en cargar un 10% de batería, por lo que cuando te permite encenderlo por primera vez ya se ha ido el sol. Puntuación de geek: Sólo para hacer la gracia de "mira cómo cargo mi móvil en la playa" (En Madrid no lo compres).

El otro día conocí a un chico que anula una de mis mayores habilidades. Al parecer, soy bien conocido entre mis amigos y familiares por mi habilidad en darle la vuelta a los argumentos en una disputa de tal manera que parezca que siempre tengo razón. Eso funciona, básicamente, matizando ligeramente un argumento previo, o directamente convertirlo en otra cosa totalmente diferente a la inicial sin que se note la diferencia.

Yo ni sabía de esta capacidad, sino que pensaba que era una de mis recurrentes bromas sin gracia para pelear de broma con todo el mundo, hasta que un día me dijeron que lo hacía incluso sin darme cuenta.

Pues bien, este chico es extremadamente inteligente. Pero inteligente como esta gente que da igual el tema que saques... él estuvo allí, o se lo contó la fuente implicada directamente, o, si es de un asunto histórico, él escribió el libro. Es capaz de detectar cada matiz, o incluso cada mínima incoherencia, dejándome en pañales. Nunca me había encontrado a nadie igual... y mola.

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