21/3/11

Día 1

Bien bien bien... Lo reconozco, tengo una crisis existencial, una pérdida total de fe en los valores de los demás y un enorme vacío interior. Entrar donde guardo mis sentimientos es parecido a entrar en la casa en la que viviste los últimos años y encontrarla sin muebles, sin cortinas, y sin las cosas que hacían de tu casa, tu casa.


Supongo que al ser todo un experto en mudanzas la transición a lo que quiera que esté mutando debería ser más sencilla de lo que solía ser. Toca grabarse a fuego aquello de no plantearse objetivos absurdos como ser feliz, porque ser feliz es más un modo de vida que una circunstancia.

Al final no pude organizar la escapada a la Warner antes de irme, porque entre que la gente que me rodea se marea hasta al montar en avión, y que Eloi empezaba a trabajar justo el día menos oportuno, queda pendiente en la lista de cosas por hacer. Lo que sí hice, por supuesto, es ir al concierto de Taylor Swift con Yanyan... menuda experiencia heterosexualizante.

Es lo más tierno y dulce que he visto en concierto desde Marilyn Manson jajaja (es broma, aclaro). Es una de esas artistas a las que me gustaría volver a ver pronto.


Y continuando con la vida vacacional, hoy fui a comer con Nerea, mi ex-compañera del Ave a Paracuellos del Jarama. De verdad, yo pensaba que vivía lejos de Madrid, pero es que ella vive en otra provincia. Eso sumado al desastre de GPS que tengo en el iPhone me tuvo dando vueltas por los alrededores del aeropuerto unos 40 minutos.

Menos mal que fue domingo y el tráfico no fue demasiado agresivo, o podría haber muerto al volante sólo del estrés. Pasamos la tarde poniéndonos al día de nuestras vidas. Ella desde que dejamos el Ave se ha casado, ha recorrido medio mundo, tiene dos perros y se compró una casa... y aún así dice que mi vida es infinitamente más intensa o deprimente. Sí, no está muy segura de si es intensa o deprimente.

Yo creo que la suya es, desde luego, infinitamente más provechosa.

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