17/4/11

Día 30

Hoy vuelvo a sentirme pequeñito.

The Mountain from Terje Sorgjerd on Vimeo.

Trabajar tan temprano por la mañana hace que veas cosas que normalmente no ves. Te fijas en la soledad de la señora de la limpieza, que trabaja con sus auriculares cuando la mayoría de la gente duerme. En el señor que espera en la parada del autobús a las 4:35, y te preguntas a dónde irá.

Tan temprano me da por preguntármelo todo. ¿A dónde voy yo?. A trabajar, sí... pero ¿por qué?. Llegando al aeropuerto veo los abrazos de despedida, las lágrimas de la gente, y los corazones rotos a uno y otro lado del control de seguridad.

Ese control de seguridad que hace de barrera divisora de los sentimientos, convirtiendo las parejas en individuos y las familias en padre e hijo, o hermano y hermana. Pero yo puedo pasar una y otra vez esa barrera en el sentido que me plazca, pues yo no soy nadie allí. No tengo ningún papel; ni hermano, ni amigo, ni amante. Y por eso tengo la libertad de ignorar esa barrera que para mí no significa nada.

Mientras camino hacia la puerta de embarque miro las caras de quienes esperan a entrar en el avión, y me pregunto qué hacen ellos allí. ¿Qué esperan encontrar al salir del aeropuerto de destino?. Me apasionan las motivaciones de los demás porque yo casi no conservo ninguna. Les miro, y me veo de pequeño esperando en una sala de espera similar, con la esperanza de que, al bajar de aquel avión, mi familia estuviera esperando.

Pero sólo he cambiado yo. Mi papel es lo único que ha variado en ese entorno, pasando de sentirme en cierto modo protagonista como en mi infancia, a ser la oportuna pieza de un puzzle enorme. Una pieza sin contornos definidos y monocroma, que podría encajar en cualquier parte.

Sin embargo, de algún modo, alguien tiene que ser esa pieza ocupando ese lugar.

1 comentarios:

Tomy-kun dijo...

Video grabado en unos de los mejores emplazamientos del mundo eh... :)

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